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martes, 15 de mayo de 2012

¿Qué es el efecto Guggenheim?

El 18 de octubre de 1997 se inauguró el museo Guggenheim en Bilbao, asombrando a medio mundo por su diseño curvilíneo en piedra caliza y titanio. Una estructura que no deja indiferente a nadie, y que en aquellos días levantó muchas críticas por no encajar con la imagen previa de la ría. Yo recuerdo la primera vez que lo visité, cuando se iba a cumplir un año de su inauguración, que aún se escuchaban en los bares opiniones encontradas acerca del edificio del arquitecto canadiense Frank O. Gehry.

Negativo de los dibujos de Frank O. Gehry del blog Dibujando arquitecturas
Sin embargo, 15 años después de la inauguración, cuesta encontrar a alguien en todo Bilbao que ponga alguna objeción a la presencia del monumental museo en las orillas de la ría.

El diseño rompedor del museo actuó como revulsivo en la actitud de una ciudad que se estaba encerrando en sí misma, acomplejada por un pasado industrial que lo tiznaba todo de gris, era una ciudad con un futuro poblado de fantasmas. La apertura del Museo lo cambió todo. No sólo por la llegada de turistas a la ciudad, sino porque los mismos bilbaínos empezaron a creer que valía la pena dar a conocer su ciudad, empezaron a valorarla y a sacar brillo a sus cualidades. A este cambio radical en la ciudad como consecuencia de la inauguración de una gran obra cultural y arquitectónica, que tan bien ejemplifica la ciudad de Bilbao, se le dio el nombre de "Bilbao Effect" o "Efecto Guggenheim".

Museo Guggenheim y escultura Maman de Louis Bourgeois (Photo: MykReeve, wikicommons)
Como todo éxito, no tardaron en surgir proyectos que intentaron emularlo a lo largo y ancho de la geografía mundial. Ciudades y regiones de todo el mundo se lanzaron a invertir ingentes cantidades de dinero publico en obras monumentales. Seguro que cualquier lector viajero puede nombrar algún ejemplo en España, o en Europa. Muchos de estos proyectos generan edificios sin duda icónicos, que ciertamente cambian la imagen de la ciudad y que siempre generan polémica entre sus habitantes. Pero pocos son los que culminan el proceso y generan el cambio de mentalidad en la ciudad, que es lo que al final hará que la inversión sea rentable. Se acaban convirtiendo en edificios que no se integran en la ciudad y cuyo mantenimiento costoso no compensa los escasos beneficios que ofrecen (sobre todo en comparación con lo que se esperaba de ellos). Suelen recibir el calificativo de "elefantes blancos", en referencia a una costumbre de los reyes de Siam de regalar un elefante blanco a aquellos súbditos de los que se querían deshacer. Estos súbditos debían entonces alimentar, cuidar y, además, permitir su veneración. Los altos costes de mantenimiento acababan por arruinar al súbdito en cuestión.

¿Por qué lo que ha funcionado en Bilbao no ha sido reproducible en muchas otras ciudades? Estas pueden ser algunas de las claves:

Puppy, de Jeff Koons (bilbaofoto)

  • El Guggenheim es un edificio que no sólo es arquitectónicamente de primera clase, sino que además está muy bien emplazado, en una zona aislada, la ría, donde no compite con nadie, donde no interfiere con otros edificios, donde tiene espacio para poder ser admirado en todo su conjunto. Un ejemplo más de que el urbanismo y la arquitectura deben ir de la mano si quieren lograr la excelencia.
  • El contenido del museo es también del máximo nivel. El respaldo de la fundación Guggenheim ha sido básico en colocar a Bilbao en el mapa del arte contemporáneo, puesto que además de unos fondos cada vez más ricos, nunca le han faltado exposiciones itinerantes para poder tener una programación de calidad.
  • El compromiso de la ciudad con la institución no acabó en el momento de la inauguración. Se ha mantenido el apoyo insttucional en estos quince años y ha crecido cada año el apoyo de la ciudad al museo. De hecho, en las celebraciones del 15º aniversario se han involucrado las asociaciones de comerciantes de la ciudad para apoyar los fastos en tiempos de crisis.
  • La ciudad de Bilbao tenía muchas cualidades antes de la llegada del Guggenheim. Éstas estaban allí, escondidas, como avergonzadas, pero la cultura, la gastronomía, y el entorno de Bilbao, son todas razones suficientes para visitar la ciudad, y que a la luz del Museo Guggenheim han sido descubiertas por el mundo. Y en muchos casos, redescubiertas por sus propios ciudadanos. Esto es algo que en muchos otros casos no se cumple.

Muchas ciudades han acabado albergando uno o más edificios enormes, que nadie sabe bien para qué sirven; cuando muchos de sus ciudadanos dudan que fueran necesarios es síntoma de que han fallado estrepitosamente. ¿De quién es la culpa? ¿De los arquitectos estrella que olvidaban ciertas reglas básicas de su profesión? ¿De los politicos que se creyeron capaces comprar a golpe de talonario un puesto en el mapa mundial? ¿De los medios de comunicación que prestaban desmedida atención a este tipo de actuaciones? Evidentemente, todos tienen la culpa pero unos más que otros. La crisis que vivimos ha enterrado muchos de los proyectos de este tipo que estaban a medias o sin empezar, y hay que decir que algunos de los cuales podrían haber funcionado bien. Pero en muchos otros casos, se entiende que la cancelación de estos proyectos ha sido lo único bueno que esta crisis les va a traer a estas ciudades.

¿Y tú, viajero, conoces algún intento de reproducir el efecto Guggenheim que haya funcionado? ¿Y cuáles son a los fracasos más sonados que conoces? Deja un comentario en nuestro facebook.


Miguel
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